miércoles, 20 de abril de 2016

¿Que me pasa?

Todo se mezcla otra vez.
Lo bueno, lo malo, lo viejo, lo nuevo, él, ella, yo y algunos más…
Hoy es uno de esos días donde no sé ni porque me pongo a llorar.

Lo cierto es que vivo lleno de incertidumbre. Cada día me hago más preguntas, y siento que necesito obtener algunas respuestas. Ha crecido en mí el deseo de descubrir lo que hay allá afuera, fuera de mí. Y ese deseo se está convirtiendo en una obsesión. Desde aquí escucho su rugido misterioso; cuando subo al techo de mi casa, a solas con la noche, el frío de este abril me envuelve. Me come el alma.

No sé como decirlo, entonces me quedo callado.
Todo se hace difícil y confuso. Me siento solo aún rodeado de una multitud. Necesito un abrazo muy fuerte de alguien que esta muy lejos. Necesito un hombro en quien apoyarme y un beso que calme la tormenta. El huracán va por dentro.

Vos no ves la realidad. Mi coraza es muy gruesa y mi máscara es infranqueable. Yo no quiero ser así. No elegí ser así.

Mirá a través de mis ojos. Escarbá hasta el alma. Percátate de que estoy en crisis. Detente a observarme más allá del punto fijo. No pido algo imposible solo espero cada día por aquello que me prometieron, cada amanecer de mi vida, desde hace años. Todavía creo que un día de estos, en una semana cualquiera, va a aparecer en el horizonte de mi alma y venir a mi casa, sin que siquiera lo haya invitado.

viernes, 8 de abril de 2016

Fluir

Hoy me levanté siendo un caos de cosas y una maraña de preguntas. Me senté con ganas de escribir hasta que se me fuera esa angustia, pero estaba buscando un resultado antes de empezar a escribir, y la verdad jamás me resulta productivo.

Busqué en el pasado reciente alguna explicación a mi yo actual. Me busqué, para ver si me encontraba.Y me di cuenta por ejemplo que me aferro demasiado a las cosas; como a fefo, ese oso de peluche que tengo desde los 2 años y que traje a buenos aires a vivir conmigo. Es casi inexplicable cómo y por qué nos aferramos a esas cosas tan puntuales, un amigo, un amor, un lugar, un recuerdo, una prenda, que se yo...

También me di cuenta que a veces hablo solo por hablar, pero en el hueco que queda entre palabra y palabra me doy cuenta de lo que estoy diciendo, y eso me pasó hoy. Me pasó este último año: me di cuenta de las cosas que me gustan. Me gustan tanto que me duelen. Quizás ese vació o esa angustia es el anhelo de querer algo que todavía no tengo, y en lugar de transformarlo en expectación me angustio antes de tenerlo. Suelo ser muy impaciente.

Entonces intenté frenar ahí la filosofación, es que el hombre cuando sabe todo lo que tiene que saber, y no le quedan cosas por aprender lo invade un gran vacío.

Acto seguido sentencié: Si no encuentro las respuestas a mis preguntas significa que todavía me quedan cosas por descubrir, y otras tantas por aprender.

Y comencé a sonreír estúpidamente. Fue en ése instante en que la angustia se fue poniendo mansita, como un perro que ladra hasta que lo acaricias.

Me di cuenta entonces que estamos hablando de una cuestión puramente cíclica. Porque cuando me puse a pensar en todos los resultados que había obtenido en este puto año, noté que estos estaban atados a una gran cantidad de procesos y a un gran conjunto de cambios que implicaba a mi cabeza y mi corazón.

Yo soy una persona muy inquieta, así que no me extraña estar lleno de inquietudes. A veces me pongo filosófico y otras veces me pongo pelotudo, y eso también es cíclico.

Es un proceso, y es una vivencia. Pero sin embargo sigo dándome cuenta que para los mismos resultados, aplico distintas fórmulas. Y así una nueva fórmula se apoderó de mí:
Y si simplemente me dejo fluir con todo lo que siento, todo lo que soy y todo lo que quiero. Ya estoy cansado de tener que actuar todo el tiempo. Ya me cansé de ser alguien que no quiero ser nunca más. Este blog nació siendo un esfuerzo más por lograr eso; una forma de dejar las cosas fluir con ansias, y con naturalidad.

Creo que todo debe tomar el curso que tienen que tomar, sin dejar que el resultado me ponga ansioso, sin seguir preocupándome por lo que esta mal o esta bien para el resto.

Sin prisa, pero con calma, hasta fluir con ansias, y cuando sea el momento justo amar ese resultado, con tantas tantas ganas, que no me quede más remedio que fluir ansioso a su lado.