viernes, 30 de noviembre de 2018

No me siento culpable en absoluto

Nunca olvidaré esa primera fecha.
Fuiste el caballero de brillante armadura.

Compartimos un secreto juntos. Un verano que nunca voy a olvidar...
Me enamoré de vos, a pesar de que desde el primer día que estuvimos juntos supe que me ibas a dejar.
Eras exactamente lo que quería, y fuiste todo lo que necesitaba. Fuí feliz, como nunca antes. Me amabas por ser quien soy, eras especial y decías cosas casi mágicas.

Me dejaste en febrero, pero te quedaste hasta julio. Se trasladó tu alma y me deshice por completo. Jamás sabré porque pasó, y porque si estábamos bien, cambiamos todo por algo en lo que ya no encuentro sentido creer.

Lloré más que nunca. Caminé más que nunca. Estaba prácticamente en estado catatónico. Y entonces, de repente, empecé a recuperarme de vos.

Y me escapé de mí, y de todos los demás, y cambié porque necesitaba cambiar. Y seguí a mi corazón, aunque nadie entendiera sus latidos.

El tiempo pasó, y ahora ya no sé nada sobre nosotros.
Y ahora, para los demás, parece que hago todo mal. Vos seguiste adelante, de la manera “correcta” y para el resto del mundo parece que está bien. Vos seguiste. Yo no.

Es que lo más difícil era seguir juntos, sin estar juntos. No tomar tu mano o abrazarte cuando necesito. No pasar todo mi tiempo con vos...

Es mejor sonreír, recordarte así. Es la forma de irme más feliz…
Por todo lo que compartimos, los momentos que vivimos, nada nos va a separar.

Porque se abrieron los caminos desde el día en que elegimos ir a ver que hay más allá.

No fue un adiós, crecer los dos. Dar un paso más. Nada en el mundo pudo cambiarlo, seguimos siempre juntos.

Y por eso no te digo adiós, sino hasta siempre.

No tenés idea de cuanto extraño aquellos primeros 3 años. Y sé que puede sonar inmaduro, pero ¡MIERDA! yo te vi primero, yo te amé primero y yo no me siento culpable en absoluto.