Le latía con fuerza. Dejé escapar una sonrisa
“¿Qué?”, preguntó.
“¿Te acordás cuando solía descansar mi cabeza en tu pecho y escuchar tu corazón?”
Sonrió. “Sí, me acuerdo. Era lo que más te gustaba hacer.”
Sonrió. “Sí, me acuerdo. Era lo que más te gustaba hacer.”
Y así lo hice otra vez. Moví la campera y acomodé la cabeza en su pecho. Su corazón latía más rápido. Me sonrió y movió hacia mí su cabeza… “¿Es que me estás oliendo…?” Me sonrió de nuevo.
“Sí. Extraño tu olor."
Él se rió y me preguntó a qué huele.
“Mágico”, le dije.
Me alejé de él para que ver su rostro.
“¿Tengo un olor?” Le pregunté.
“Sí”.
“¿A qué huele?”
“Como al hogar”
Suspiro profundo y se echó a reír y dijo sonriendo
- “¡Justo aquí!” Se inclinó a mi cuello, y luego empezó a besarme... Me besó en el cuello, cada beso cada vez más y más cerca de mi cara. Estaba a punto de llegar a mis labios cuando me di la vuelta,
- “No, no voy a ser esa persona de nuevo. Odio ese sentimiento.”