martes, 29 de diciembre de 2015

Fumo

Fumo porque no tengo tu boca. Aunque beber es también una opción alternativa.
¿O de verdad alguien cree que consumiendo ese líquido color caramelo vas a salir de mi cabeza? Puedo perder el equilibrio pero nunca la memoria.

La verdad es que tratar de olvidar es la forma más tonta de recordarte para siempre.

Y yo cada día estoy más seguro de que la felicidad solo depende del paisaje, y que el paisaje que puede hacerme feliz, solo depende de vos.

Y nunca volvés.

¿Por qué volver si ya te has ido? Porque esa es otra manera de hacerme la contra.

Lo malo del cariño es que cuando te acostumbras a él, el amor parece demasiado redundante.

¿Cómo íbamos a desearnos si ya no sabíamos cómo insultarnos? E ignoramos a conciencia que el placer comenzaba en las rodillas. Que lamer más que un verbo era un idioma.
Y aprendimos a apagar las luces, pues cuando se conoce el camino del orgasmo, la rutina se hace cargo de recoger los gemidos.

Pero sin vos la rutina nunca es lo mismo que contigo.

Y creo que estoy viviendo demasiado rápido para morir demasiado joven, demasiado triste, para soñar con vos.
Y creo que me estoy queriendo demasiado poco, por quererte tanto.
Y fumando demasiado a pecho por no encontrarme con tus labios.

Y nunca volvés.

Y ya no sé del todo si aún tu risa era mi canción preferida. Las veces que te pienso riendo con otros firmo guerras nucleares en las veredas de los barrios donde vivís.
Porque yo nunca supe amar sin egoísmo, ni pude desear la felicidad en el otro si no era conmigo.

Si la guerra era tu nombre, cualquier paz era un campo de batallas.

Así de triste: como cuando descubrís que Papá Noel son tus viejos. O cuando recibís un correo sin posdata.

Así me encuentro: como cuando se desvanece la cicatriz que te recuerda la infancia.
Como observar que en el banco donde nos dimos el primer beso pusieron una rotonda, para que gire sin sentido buscando un amor que se han llevado otros labios.

Así de estúpido: como decirle te quiero a un número que ya no existe. O hacer aviones de papel, por si venís y descubrís que ahora tengo miedo a volar.

Pero nunca volvés.
Y fumo.

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