Solito en un rincón,
velando un tiempo muerto, en algún viejo reloj.
Con el abismo de frente: un pasado latente,
imágenes, recuerdos, personas, lugares y ausentes.
Una procesión continua de memorias desvencijadas, famélicas y suicidas
Sin más ganas de irme, sin la intención de quedarme.
Acompañado de mi propia soledad, en una charla silenciosa abarrotada de ruido. En una habitación húmeda y sin una sola ventana. Rodeado de seres surrealistas; altos, bajos, gordos y raquíticos, ciegos, sordos, mudos y absortos, serenos e histéricos, desnudos de sueños.
Y una noche que se hace larga
En la que muero por abrazarte, y en la que muero un poquito,
y me desangro en lágrimas, y me disgrego, y me reintegro y me disgrego...
Bajo el reloj demencial, con su incansable tic tac
Con un sueño, una verdad y una pobre luz que no se cansa de titilar
lunes, 5 de junio de 2017
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